Las leyes son dos: vivacidad de la impresión y percepción de la primeras sensaciones.

Memorizamos más fácil un espectáculo, hecho o lectura,  porque nos suscito una fuerte sensación.  Su agudeza puede venir de la emoción que la acompaña o de la atención que ella necesita.

Cuando leemos un libro del que ignoramos el valor, dice Jules Payot, le ocurre a mi atención es que leemos sin memorizar nada cuando no estoy dispuesto sensorialmente y además no me motiva o entusiama.  Si el tema es aburrido, buscar otras alternativas para aprenderlo puede ayudarnos a que sea un aprendizaje motivante, construtor de conocimiento.

Para memorizar debemos haber adquirido el hábito de hacerlo, que decidamos por nosotros mismos a memorizar y estar atentos a lo que percibimos, buscando estrategias para lograr que almacenemos la información.