- Aceptarles como son, ya que es la base de la seguridad, confianza, amor y autoestima.
- Aceptarles sus sentimientos.
- Enseñarles a cuidarse de sí mismos: a que pueden ser independientes y no depender de otros y que pueden alcanzar metas propuestas.
- Atiende sus necesidades: de alimento, agua, vestido; seguridad y cobijo; querer y pertenecer; autoestima, y la autorealización.
- Proporcionarles valores para alimentar su espíritu, ya que la salud mental y física caminan de la mano. Salud mental es estar sonriente, es llegar a tiempo, es evitar la tristeza, es sentirse cómodo en cualquier momento. La salud física está relacionada con la práctica de un estilo de vida saludable.
- Proporcionales espacio para el movimiento: el ejercicio los hace sentir bien, las «endorfinas se elevan con la práctica del ejercicio», y nos sentimos bien.
- Darles la confianza y elogios con honestidad. Aceptar y respetar las diferencias.
- Jugar más con ellos (as): haga del momento de la diversión una prioridad, hoy y todos los días. Es bueno jugar con los niños. Motívarlos, reírse.
- Aprende a escucharlos: la mayoría de las personas creen saber escuchar, sin embargo muy pocas saben hacerlo de verdad. Has preguntas que lleven a la persona a ir más lejos: ¿y entonces qué pasó?, ¿cómo fue eso?, ¿cómo te sentías? El mejor conversador es aquel que sabe escuchar de verdad.
- Dejar de hacer comparaciones: entre hijos, alumnos y inclusive enseñarles a no compararse con los demás.
- Establecer los límites.
- Responsabilidad: la tuya, la mía y la nuestra: responsabilidad significa estar dispuestos a responder y ser capaces de hacerlo. Si algo no sale bien, distingue en lo que es tu responsabilidad y la de los demás.
- Valorar los triunfos alcanzados y nunca permitirles que se sientan perdedores aunque fallen, percibir y apreciar el progreso que tenga y celebrárselos.
- Establecerles metas y que logren realizarlas.
Tratemos de incluir estos consejos dentro de la educación que le damos a nuestros niños.