Tenemos la oportunidad de escoger el nombre a nuestros hijos e hijas, por alguna razón especial se lo damos, ya sea porque nos recuerda a nuestros padres, abuelos, unos amigos, algún actor de cine, un santo, en fin tenemos diferentes motivos o simplemente porque siempre no gusto ese nombre.
Su nombre es importante, es lo que lo que identificará para siempre en su vida, no cometamos el error de ponerle diminutivos o apodos; ya que esto puede crear en él o ella una falta identificación, inseguridad, falta de confianza y podría afectarle en su autoestima.
Claro, por cariño siempre utilizamos un diminutivo y tampoco está mal, pero debemos lograr que el niño o la niña reconozca quien es, sentirse orgulloso del nombre que no escogí, pero que mis padres me lo pusieron por algo especial y porque son especial para ellos.
Desde el punto de vista espiritual, es tan importante el nombre, que por ese mismo nombre Dios nos reconoce quienes somos cada uno de nosotros, aunque nuestro nombre sea el más común o el más extraño, es nuestro sello, la identificación que tendremos toda la vida.
No le ha sucedido que conoce a una persona por su apodo y nunca supo su nombre real?????