Las personas son capaces de modificar su propia conducta reforzándose a sí mismas cuando actúan de manera deseable y eliminando ese reforzamiento cuando no lo hacen. Es decir, soy capaz de mantener mi conducta (cualquiera que sea), pongamos como ejemplo hacer ejercicio, aplicando el principio de Premack: sólo me permito realizar actividades agradables una vez que he terminado de hacer otras menos atractiva, utilizando reforzadores positivos.
Cuando cualquier persona están en procesos de aprendizaje, aprenden a reforzarse a sí mismos por sus logros, dandóse tiempo libre, un regalo o alabando sus oídos (lo logre que bueno que soy), lo que produce que mejoren sus hábitos de estudio y sus resultados académicos.
El autoreforzamiento es igual de eficaz para modificar una conducta de uno mismo como el reforzamiento administrado por el docente.
Debemos de motivarnos y motivar a nuestros estudiantes o pacientes a creer en ellos mismos, en sus capacidades y que las debilidades que puedan presentar son obstáculos que pueden vencer, pasar o simplemente con estrategias psicopedagógicas dominar, para tener el control de sí mismos en determinadas circunstancias y autoreforzase en forma positiva.