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No le dan a su hijo todo lo que necesita, le enseñan, con la ayuda de Dios, que es capaz de conseguir lo que quiere.
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No buscan ser feliz a su hijo, le enseñan que la felicidad depende de cada uno.
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No le dan oportunidades a su hijo, le enseñan a buscarlas, a crearlas y a aprovecharlas.
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No le dan lo mejor para que pueda ser feliz, le enseñan a disfrutar y a encontrar lo mejor, aún en lo más sencillo.
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No le enseñan a su hijo a superar siempre a los demás, les enseñan a superarse a sí mismo.
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No le enseñan a su hijo a decir todo lo que piensa, le enseñan que lo que pensamos no es la verdad absoluta y que debemos ser cautelosos al expresar nuestras opiniones, teniendo en cuenta los sentimientos de los demás.
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No le resuelven los problemas a su hijo, le enseñan a asumir con responsabilidad y a aprender de sus errores.
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No le enseñan a su hijo a evitar su fracaso, le muestran que el fracaso es el camino hacia el éxito.
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No convencen a su hijo de su importancia en la sociedad, le enseñan que serviendo se volverá importante para ella.
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No le enseñan a su hijo a ser crítico y resentido ante las injusticias, le enseñan a contribuir en paz y construir justicia.